Luego de informarme lo suficiente como para querer asumir el riesgo, compré la cantidad de un gramo de extracto de Salvia Divinorum de 10x con mi
hermano. Quien nos la vendió me dijo que era para unas diez experiencias, por
lo que decidimos fumar de a pequeñas cantidades al principio y tras no notar efectos, decidimos incrementar la cantidad. Fumamos en total dos tercios del
gramo en forma espaciada entre ambos, no pudo el extracto por algún motivo afectar la psiquis de mi
hermano pero sí la mía, viajé como jamás lo había hecho antes. Cabe destacar
que la próxima vez que experimente no empezaré de poco sino
que iré directo al grano, sucede que esta vez quise ser cauto por las circunstancias
particulares de la noche (mi primera experiencia con Salvia Divinorum y mis
padres durmiendo a 30 metros). Quise evitar posibles excesos. Cabe destacar también que habíamos estado consumiendo
unas flores de marihuana muy intensas previo a la experiencia.
Estaba yo sentado en en el centro de mi cuarto con mi hermano, una habitación iluminada aunque evitando exceso de iluminación porque sé que la salvia se lleva mejor en ambientes silenciosos y relajados, con
iluminación tenue. Cuando llegué a la tercera pitada las percepciones
cambiaron por completo, pude ver al pequeño universo en el que me
encontraba -mi habitación-
retorciéndose, cambiando de forma, tornándose irrisorio, la sorpresa me abordó
por completo, no creía lo que veía . La habitación se volvió una especie de
campo abierto, muy frio, cubierto de una especie de neblina mayormente disipada
a lo lejos en el escenario que veía:
Lo primero que noté fue, por un
lado el advenimiento de una risa leve que se mantuvo gran parte del viaje, aunque
por algún momento experimenté un miedo moderado pero breve, y entonces dejé de reír durante lo que duró ese temor. Aquella risa leve mayormente predominante era producto de un sentimiento de sorpresa y fascinación con el mundo que veía.
Entonces mi recreación mental del mundo se vació de sentido por completo, en dicho momento mi hermano se transformó veloz pero progresivamente en una figura humana neutra, anónima, que parecía mantenerse distante, inerte e impersonal, sin ningún tipo de detalles. No podía percibir su rostro ni su mirada, sólo era una figura humana, no representaba más que eso, una figura confusa. Sabía por algún motivo que estaba con alguien de extrema confianza, sabía que esa persona era una figura segura, él no representaba riesgo sino cierto anclaje a la realidad. Era no más que un hombrecillo sentado con un fondo negro y violeta, intenté mirarlo, concentrándome su cara se me figuró un solo segundo como conocida, lo pude recordar, él era mi hermano y luego un solo segundo después, me resultaba como un completo desconocido otra vez… Intenté comunicarle lo que sentía pero sentí que hablar con él era como hablar con alguien que simplemente no podía comprenderme.. Es decir, específicamente tuve una extrañísima sensación de que él no podía comprender lo que yo estaba diciendo, aunque eso no era cierto, porque que podía hablar claramente aunque entre risas y distracciones constantes. Intentaba acercarme a la realidad diciéndole lo que estaba viendo y sintiendo. Tuve una profunda sensación de estar yo y él en mundos completamente distintos –y en un aspecto, lo estábamos- a medida que me acercaba a hablarle, los muebles de la habitación se movían conmigo, me sentí de alguna manera atado a la cama que tenía a metro y medio y a ciertos colores de la alfombra, es decir, sentí una profunda y rarísima presión al moverme y mirar el rojo en algunos recuadros de la alfombra, un rojo que comúnmente es opaco pero ahora brotaba como lava candente y metalizada. Me sentía atado a la estática que regía en la habitación, no podía moverme con facilidad porque las dimensiones perdían la claridad habitual y mi movimiento desordenaba el ambiente.
No podía por algún motivo romper el esquema u orden en el que estaban las cosas si yo dejaba de moverme. Me sentí dormido, mi cuerpo inerte y débil, pero no una debilidad negativa, sino una debilidad de ensueño, pacífica y de incertidumbre. Un escritorio con un velador encendido lucía en otra habitación, que en dicho momento se tornó una esfera universal individual, no podía simplemente yo dirigirme hacia el escritorio porque éste pertenecía a otro orden de objetos. Unos dos metros me parecieron veinte. Una luz amarilla lo hizo ver cálido, pero de una calidez distante, inalcanzable; en mi mundo el frío que reinaba era, no molesto, sino determinante del ambiente que yo presenciaba.
Entonces mi recreación mental del mundo se vació de sentido por completo, en dicho momento mi hermano se transformó veloz pero progresivamente en una figura humana neutra, anónima, que parecía mantenerse distante, inerte e impersonal, sin ningún tipo de detalles. No podía percibir su rostro ni su mirada, sólo era una figura humana, no representaba más que eso, una figura confusa. Sabía por algún motivo que estaba con alguien de extrema confianza, sabía que esa persona era una figura segura, él no representaba riesgo sino cierto anclaje a la realidad. Era no más que un hombrecillo sentado con un fondo negro y violeta, intenté mirarlo, concentrándome su cara se me figuró un solo segundo como conocida, lo pude recordar, él era mi hermano y luego un solo segundo después, me resultaba como un completo desconocido otra vez… Intenté comunicarle lo que sentía pero sentí que hablar con él era como hablar con alguien que simplemente no podía comprenderme.. Es decir, específicamente tuve una extrañísima sensación de que él no podía comprender lo que yo estaba diciendo, aunque eso no era cierto, porque que podía hablar claramente aunque entre risas y distracciones constantes. Intentaba acercarme a la realidad diciéndole lo que estaba viendo y sintiendo. Tuve una profunda sensación de estar yo y él en mundos completamente distintos –y en un aspecto, lo estábamos- a medida que me acercaba a hablarle, los muebles de la habitación se movían conmigo, me sentí de alguna manera atado a la cama que tenía a metro y medio y a ciertos colores de la alfombra, es decir, sentí una profunda y rarísima presión al moverme y mirar el rojo en algunos recuadros de la alfombra, un rojo que comúnmente es opaco pero ahora brotaba como lava candente y metalizada. Me sentía atado a la estática que regía en la habitación, no podía moverme con facilidad porque las dimensiones perdían la claridad habitual y mi movimiento desordenaba el ambiente.
No podía por algún motivo romper el esquema u orden en el que estaban las cosas si yo dejaba de moverme. Me sentí dormido, mi cuerpo inerte y débil, pero no una debilidad negativa, sino una debilidad de ensueño, pacífica y de incertidumbre. Un escritorio con un velador encendido lucía en otra habitación, que en dicho momento se tornó una esfera universal individual, no podía simplemente yo dirigirme hacia el escritorio porque éste pertenecía a otro orden de objetos. Unos dos metros me parecieron veinte. Una luz amarilla lo hizo ver cálido, pero de una calidez distante, inalcanzable; en mi mundo el frío que reinaba era, no molesto, sino determinante del ambiente que yo presenciaba.
Lo mismo que había sucedido con
mi hermano sucedió con mi habitación, se tornó lejana, progresivamente, hasta
llegar al punto en que no sabía dónde estaba. Mi habitación se me figuró como un bosque nocturno, con tonos de noche negra e invernal, con tonalidades lejanas de púrpura, sabía que era un lugar
extremadamente conocido pero simplemente no podía saber exactamente dónde estaba. Ese lugar, aunque de aspecto familiar era muy diferente a mi cuarto. Luego, se
me ocurrió pensar en mi propia identidad, la que no se vio clara en absoluto,
me sentí simplemente un personaje de un sueño extremadamente profundo y claro,
ya que el universo que veía lucía absolutamente real y contradictoriamente
consistente a su vez que divertido y
asombroso, aunque por supuesto el encontrarme en un escenario ampliamente extenso,
con una persona que me resultaba imposible reconocer y dudando de mi propia
identidad me provocó cierta gran incertidumbre general. Allí nada pareció claro y una parálisis mental se produjo donde la percepción se vio
tan distorsionada que ya no pude simplemente comprender un universo tan
diferente al habitual.
El piso se tornaba vertiginoso, el
universo había cambiado sus dimensiones habituales y era de dimensiones extrañas y peligrosas. Todo seguía
teniendo un tono de invierno, desolado y demasiado amplio, una sensación similar a la frescura de un bosque en una fría noche de verano, un bosque con tinieblas, un frío campestre o de cementerio.
Aquella habitación se tornó desconocida y ya no había techo, lo que vi fue un campo helado, acuático a su vez, sin sentido, una atracción temática. Mis muebles me resultaron desconocidos por completo, integraban ahora otro escenario y no eran muebles sino objetos que simplemente parecían propios del paisaje campestre color violeta que observaba. Ese color violeta de la pared le dio al mundo de repente un increíble tono mágico, psicodélico, un llamativo mueble naranja fluorescente se tornó un juguete, caricaturesco. Y luego, poco a poco, todo volvió a sus dimensiones normales, rápidamente, el mundo había dejado de ser una parodia del habitual. Todo con un hermoso tono pacifico donde el frío había cesado y también, debo admitir, una considerable ansiedad que aquel nuevo universo alterado me había provocado.
Aquella habitación se tornó desconocida y ya no había techo, lo que vi fue un campo helado, acuático a su vez, sin sentido, una atracción temática. Mis muebles me resultaron desconocidos por completo, integraban ahora otro escenario y no eran muebles sino objetos que simplemente parecían propios del paisaje campestre color violeta que observaba. Ese color violeta de la pared le dio al mundo de repente un increíble tono mágico, psicodélico, un llamativo mueble naranja fluorescente se tornó un juguete, caricaturesco. Y luego, poco a poco, todo volvió a sus dimensiones normales, rápidamente, el mundo había dejado de ser una parodia del habitual. Todo con un hermoso tono pacifico donde el frío había cesado y también, debo admitir, una considerable ansiedad que aquel nuevo universo alterado me había provocado.
Nunca había estado tan distante
de la realidad, aun habiendo experimentado con otro tipo de alucinógenos antes
(cartones, blotters o pepas, básicamente aquello que la mayoría cree LSD sin
saber que en realidad es en la mayoría de los casos 25xNBOMe y anfetamina o DOB y DOM. Esto fue distinto, el mundo que viví no
presentaba patrones calcados sobre el mundo, es decir, un mundo distorsionado como en otros alucinógenos, este mundo lucía plenamente
real en sí mismo.
Soy consciente de que mi viaje no
fue tan intenso como el de otros por la baja intensidad de la Salvia (10x), además, pude mantenerme parado durante el viaje y no perdí en momento alguno conexión con mi cuerpo. Lo que me hace no poder siquiera imaginar lo
que se sentirá caer aún más profundo en el ensueño de la Salvia Divinorum, la hierba que actúa como una llave al inconsciente.
Pronto lo averiguaré.
No debemos olvidar lo maravillosos que somos, no sólo como humanos, sino, en un sentido aún más profundo, aquella maravilla propia de los seres vivos y no exclusiva de una especie. El cerebro no es más que la unidad de control. La mente es un universo en sí misma, un universo que se encarga de captar a otro. Una sorprendente máquina perfecta.
Escribí esto pocas horas después de haber fumado, ojalá hayan entendido lo que sentí al menos en una pequeñísima proporción.
Escribí esto pocas horas después de haber fumado, ojalá hayan entendido lo que sentí al menos en una pequeñísima proporción.
Psicodelium.
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